Es verano, es hora de vacaciones. Unos van y otros vuelven, o mejor, volvemos. Nuestro modelo de trabajo, Trebia, para la venta de activos inmobiliarios suma ya un buen conjunto de referencias vendidas, muy cercano al objetivo anual y solo estamos en agosto. No digo cifras, para no dar alguna ventaja a la competencia.
Es inevitable reflexionar durante estos días sobre el trabajo. Sobre cómo mejorar los resultados y la eficiencia. Revisas las notas de aquella comida con los compañeros de Zaragoza, ojeas los whatsapp previos a la reunión en Valladolid y aquel el enfado en el corredor del Henares que quedó en unas cañas en Alcalá mas unas risas y otra vez a descansar que el día siguiente es duro y hay que estar despejado. Admiras la “imaginería” de David, o recuerdas que bien comimos en aquel sitio al que nos llevó José Ramón en Logroño.
Si vuelves de vacaciones y todo ha evolucionado, avanzado, mejorado, … de esa forma que entre todos hemos planificado y decidido, entonces tengo suerte. Si vuelves de vacaciones y tus compañeros te exigen que te pongas las pilas a los sesenta minutos de estar de vuelta, entonces tenemos suerte. Si a los dos días de haberte reincorporado te envían ideas y propuestas y te dejan (y te exigen) trabajo para cuando ellos vuelvan de vacaciones, entonces todos tenemos suerte. Y si comprobamos que el resultado es bueno y tiene futuro, es que ya sabemos encontrar la suerte.
Hoy quiero contar al mundo que tengo los mejores compañeros de trabajo. A Platón le recomendaría si quisiera revisar su República que sus nuevas charlas fueran con los compañeros que comparten el modelo de trabajo Trebia. Solo un idiota renunciaría a formar parte de vosotros.
Se os aprecia.
Javier Gracia
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