La adquisición de activos inmobiliarios para su posterior alquiler es una tendencia que va a más, tal y como hemos analizado en el blog de Trebia durante los últimos meses. Este fenómeno se ha consolidado como una alternativa real para aquellas personas que quieren configurar una cartera de inversión lo más diversificada posible. Dentro de los diferentes productos inmobiliarios, la compra de locales comerciales tiene un gran potencial en España porque ofrece una rentabilidad por encima del 6%. Una cifra estimada que depende de diferentes factores como la ubicación, las características del mismo, etc.

Los expertos sostienen que ésta es “una de las mejores opciones de inversión inmobiliaria que existe actualmente en el mercado inmobiliario”. Cogiendo como referencia la compra de un local por 122.500 euros y la obtención de un ingreso medio anual por el alquiler de 12.000 euros, se estaría alcanzando un retorno bruto del 9,8%. Una rentabilidad que bajaría un punto porcentual si se tienen en cuenta los gastos derivados de la propiedad (gastos de comunidad, posibles derramas, seguros, impuestos, etc.), que podrían rondar unos 2.500 euros. Es sólo un ejemplo.
Además de su potencial rentabilidad, otra de las claves de su éxito radica en la importante demanda que pueden llegar a tener este tipo de espacios, especialmente si se ubican en una zona adecuada. Y es que la mayoría de los emprendedores optan por arrendar un local antes que comprarlo cuando inician su actividad, para evitar así el fuerte desembolso inicial que supone una compra. Un hecho que favorece la opción de tener la propiedad de locales comerciales como una alternativa para diversificar el ahorro.
Desde el punto de vista del inversor, otro punto a favor de este tipo de operaciones radica en que la compra de un local comercial permite la obtención de un activo real, que es tangible a diferencia de otras operaciones financieras. De esta forma, se puede combinar con otras inversiones en fondos, bolsa o planes de pensiones, por citar varios ejemplo, generando así una cartera diversificada, donde se reduce el riesgo global de una inversión.
Entre los atractivos de este tipo de operaciones también destaca el hecho de que generan un flujo de caja continuo. Es decir, la inversión inicial que supone la adquisición del local se amortiza de forma progresiva mes a mes una vez que se ha arrendado el mismo. Ahora bien, para reducir riesgos y poder rentabilizar una operación, es recomendable apostar por locales que tengan potencial, ya sea por sus características propias o por su ubicación.
Para ello, es aconsejable realizar un buen estudio de mercado, que permita anticipar el rendimiento futuro que puede generar la compra. Tener en cuenta la localización es importante, como también lo es analizar el flujo de peatones que tiene la zona, su poder adquisitivo, la competencia que está asentada, etc. En este sentido, puede ser interesante, por ejemplo, invertir en locales que estén ubicados en calles secundarias, con un coste de adquisición menor, pero con muchas posibilidades para acoger negocios que no operen en la zona.
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